La puesta en escena de "La Historia del Blues" es un espectáculo basado en la vida de Griffin, narrado por un actor ..., en las presentaciones Manuel Manquiña (nominado a los premios Goya por su trabajo en el Film Airbag de Juanma Bajo Ulloa) y con las canciones del álbum interpretadas por Siniestro Total y músicos invitados. Con ambientes musicales adicionales compuestos para la ocasión y la escenografía de Arrizabalaga (escenógrafo habitual de Alex de la Iglesia) se construye un musical que oscila entre los trabajos de gente como Frank Zappa, los Kinks o el Rocky Horror Show de los años setenta y los de Tom Waits o los Residents en los noventa.
Todo el proyecto de Siniestro Total se resume en estas presentaciones que pretenden una comunión entre texto y música, audaz pero accesible, con la elegancia que exige una obra de estas características. Sobre el escenario se recorrerá la vida y el tiempo de Jack Griffin, su inefable pacto con el diablo y su huida a lo largo y ancho de los Estados Unidos, para rematar con una conclusión final sorprendente e inesperada.
Siniestro Total se plantea la ocasión como una oportunidad única para llevar la música de "La Historia del Blues" más allá de los límites habitualmente impuestos por los canales del rock. La idea consiste en montar un repertorio basado en el álbum y algún clásico del blues, contando con la colaboración de músicos adicionales como un trompetista, trombonista, teclista y acordeonista.
Una revisión de los temas de Siniestro Total, tal y como propusieron Otis Redding o Muddy Waters en los sesenta de los temas de sus discípulos, se impondría en un tipo de concierto serio, pero no por ello menos divertido.
PRENSA ESPECTÁCULO
"Arriesgados y Meritorios". En El Pais por Fernando Martín. http://elpais.com/diario/2000/03/19/cultura/953420405_850215.html
Vida y Tiempo
1.- En el Principio
Jack Griffin (o Griphon, según otras versiones) nació en las afueras de Edwards, un pueblecito del estado de Mississippi, en el seno de una familia de doce hermanos. La fecha de su nacimiento es la primera de las incógnitas que rodean su vida. Unas informaciones dan como seguro el año 1887, pero otras fuentes menos fiables adjudican al año 1911 el feliz (?) acontecimiento. Su edad fue siempre un misterio, incluso para él mismo. Otra circunstancia marcó su vida: Jack era negro -toda su familia lo era- pero, por un azar de la genética, tenía la piel clara y el pelo liso. Él mismo se encargará de aprovechar semejante capricho de la naturaleza y, así, la confusión en un sólo hombre entre las dos razas que más se han odiado sobre la tierra, le acompañará toda su vida, que será un atroz mosaico de luces y sombras y correrá paralela a la Historia del Blues, esto es, la historia de la música afro-americana del siglo XX. Griffin trabajaba con el resto de su familia en la granja de Will Dockery, un próspero propietario blanco. Desde muy pequeño observaba asombrado a los músicos que entretenían a los semiesclavizados recolectores de algodón los fines de semana. Por su edad no podía entrar en los juke joints (antros con alcohol ilegal, prostitución, drogas y, sobre todo, música) pero hacía todo lo posible por espiar lo que allí dentro pasaba a través de cualquier rendija o mugrienta claraboya. La preocupación de su madre -mujer muy religiosa, viuda y devoradora de pollo frito y sandía- era enorme. En esa época la comunidad negra creyente y practicante consideraba que la música que se hacía fuera de las iglesias y que hablaba de las mundanas pasiones era un camino seguro hacia el infierno, mientras que lo que ellos cantaban en los templos era el camino hacia la salvación. El gospel era, por lo tanto, la música de Dios y el blues (ese género degenerado) era la música del Diablo.
2.- El Pacto
Pero el joven Griffin no podía evitar su pasión por esos sonidos fascinantes que le atraían irremediablemente y que él intentaba reproducir con cualquier instrumento que cayera en sus manos (cacerolas, peines con papel de fumar, silbatos...). Empezó a recorrer la región del Delta en breves escapadas de la plantación de Dockery para tocar y aprender de los viejos maestros. La primera referencia de su actividad como músico aparece en un viejo disco de Bobby Jr. and the Hot Dirty Old Men, banda de dixieland que deambulaba por la zona. El tema se titulaba Crazy Blues nº 2 ("La rabia de vivir") y se grabó en Vicksburg (Mississippi) en 1928, con un estilo y un ritmo claramente influenciados por la música que por aquél entonces hacían gentes como Louis Armstrong, Sidney Bechet o Johnny Dodds. Griffin era el chico del banjo, la mascota del grupo y el objeto de burla de los músicos más veteranos que, al acabar las actuaciones, le abandonaban a su suerte mientras ellos se divertían en aquellos antros de perdición que a Jack le estaban vedados. Una noche de luna llena el pequeño Jack perdió su voluntad. Absorto en su papel de mirón adolescente de una música prohibida, una mano de largos dedos se posó sobre su hombro y el pobre chaval (¡susto!, ¡susto!) casi se muere del infarto. Una mirada encendida y una sonrisa burlona a pocos centímetros de su cara le observaban y anunciaban vientos de cambio en su vida. Aterrado y mudo, Griffin reconoció a un extraño personaje recién llegado al pueblo y que había visto rondar a su madre con aviesas intenciones. A ciencia cierta nadie sabía muy bien cómo se llamaba el siniestro elemento pero el nombre de Nick LeFreak se pronunciaba en voz baja cada vez que su triste figura se asomaba al fondo de la calle. Nick -con voz grave, con sorna, con serpenteantes movimientos de sus delirantes manos- le hace una oferta que nadie en su sano juicio puede rechazar: vida eterna a cambio de tocar blues hasta el fin de los tiempos. Moqueando humillación, Griffin balbucea un "sí" sin pensárselo dos veces. Nada será lo mismo a partir de ahora y la gente del Delta conocerá de primera mano la explosión interior de un hombre que será todos los hombres y que proclamará a los cuatro vientos el dolor insoportable de vivir. Condición indispensable para el pacto es zambullirse de lleno en esa música canalla que se empezaba a hacer tradición entre la desgarrada comunidad negra de las orillas del Mississippi. Griffin comienza a tocar y a componer como un poseso, o sea, como lo que es. Esa desubicación de toda una raza desplazada de su lugar de origen se refleja en la siguiente grabación que se conserva de nuestro hombre: Going home ("Vuelvo hacia el hogar"), publicada por Paramount en 1928 y grabada con Barbacoa Lorenzo and the Red Hot Coals, banda liderada por un negro con algún antepasado español que regentaba un burdel de cierta fama en Jackson (MS). La versión original del tema, compuesto por Griffin, incluía guitarras, percusión y banjo, en la línea de la Memphis Jug Band, que por entonces triunfaba entre la comunidad negra de la zona.
3.-Asesinato e Inundación
Pero LeFreak no deja que su novato socio vuele solo y sigue con atención todos sus movimientos. Griffin practica y difunde no sólo la "música del diablo" sino también los modos de vida que la rodean en los garitos de mala muerte donde se cuece una convulsión de dimensiones imprevisibles. LeFreak le sugiere (y eso es una orden) que mate a Robert Johnson, la gran leyenda del blues -y también socio del Maligno- que de aquella empezaba a coquetear con la guitarra eléctrica, traición donde las haya y que el viejo Nick no puede perdonar. Griffin provoca un altercado (¿mujeres? ¿alcohol?) a la salida de uno de esos juke joints canallas y se carga a Johnson sin contemplaciones. Esa misma noche, el Mississippi se desborda, hecho que la comunidad negra cristiana de la zona interpreta como un castigo divino ante tanta perversión, degeneración y música diabólica. Griffin se inspiró en el tremendo aguacero para componer Highwater ("Inundación") tema que grabó el folklorista Alan Lomax para los archivos de la Biblioteca del Congreso y que resultó ser la única canción que Jack publicó con su propio nombre. Cuando Lomax escuchó por primera vez a Griffin pronunció una frase que pasaría a la historia: "Esto es para mí. Aquí es donde el alma de un hombre no muere nunca".
4.-Emigración y Traición
Como muchos de sus paisanos, Griffin, en plena Segunda Guerra Mundial, emigra a Chicago con una maleta y una guitarra y se instala en el South Side, barrio negro del sur de la ciudad. En poco tiempo está tocando en clubs, tiene su propio apartamento y, cuando LeFreak está más confiado y dedicado a otros asuntos, Jack se compra una guitarra eléctrica para hacerse oír en los ruidosos garitos de la Ciudad del Viento. Así desarrolla un estilo revolucionario que cambiaría el mundo. Sabedor de que tocar ese instrumento significaba romper el pacto, Griffin graba bajo el nombre de Boycott Lynch y para Chess Records, Who's to blame (¿A quién vas a culpar?) en 1948, la única grabación que se le conoce de este periodo. Sólo podemos imaginar cómo serían las actuaciones en directo de Griffin de esta época pero la energía y el sonido atronador de su guitarra fascinaban al público negro del barrio. LeFreak está furioso. Su protegido ha traicionado el espíritu del blues tradicional. A partir de este momento, Griffin no estará seguro: los caminos del Maligno son inescrutables y la casualidad desaparece de la vida de nuestro héroe. Un buen día, Griffin, cargado de marihuana cuando ya era ilegal, ve una aurora boreal y proclama el fin del mundo desde una emisora de radio: la incipiente comunidad hispana de Chicago enloquece, presa del pánico. La policía le busca para pedir las pertinentes explicaciones pero nuestro hombre roba un coche y se larga minutos antes de que el sótano donde estaba tocando esa noche ardiera en extrañas circunstancias y murieran todos los miembros de la banda. LeFreak le persigue para reclamar lo que habían pactado y hacer volver a su avispadillo socio a la ortodoxia. Nada más lejos de la mente de J.G. que se dirige, sin dudarlo dos veces, a St. Louis
5.-La Huida
Al poco tiempo de llegar a la ciudad, Griffin se pone a componer y arreglar temas para Cryin' Shame and the Stormy Tuesday Big Band, gran agrupación de moda en la ciudad. A la manera en que BB King desarrollaría su estilo más tarde, graba con ellos It's raining ("Llueve") en 1949. Los fenómenos meteorológicos como metáfora del estado del alma se convierten a partir de esta canción en un tema recurrente en aquellos tiempos.
6.-La Carcel
La desmesurada promiscuidad sexual de Griffin -que en sí misma, obviamente, no molestaría a LeFreak- se complica con sus cada vez más heréticas inclinaciones musicales y su vida nocturna en St. Louis. Un incidente con la hija menor del jefe de policía del condado en el que, al parecer, se incluían prácticas sadomasoquistas, obliga a J.G. a huir de nuevo hacia el sur: destino Nueva Orleans, ciudad de promisión/perdición para los músicos de la época. Su coche se estropea cerca de Baton Rouge y, tratando de buscar ayuda, se pierde por los pantanos. Borracho y colgado, se da de narices con un ritual vudú, una suerte de aquelarre en el que hermosas vírgenes se dejan fornicar por un personaje de estrafalarios atuendos. Cuando empieza a brotar la sangre de algunos cuerpos desnudos, Griffin cae en la cuenta de que LeFreak (no podía ser otro el Maestro de Ceremonias) le reserva el dudoso honor de ser el fin de fiesta de tan alucinante orgía de sexo y muerte. J.G. huye, llega de milagro a Nueva Orleáns y se mete de lleno en los peores ambientes de la ciudad: música desviada y mestiza, prostitución y drogas, como viene siendo habitual en su huida de LeFreak y pensando que allí no le va a encontrar. "Puedes correr pero no esconderte", dice el conocido proverbio cajún y, efectivamente, Griffin es detenido y da con sus huesos en Angola, la cárcel del estado de Louisiana. En la cárcel Griffin graba Junko Partner ("Coleguita") en 1955, himno de crápulas, canallas y traficantes con Zydeco Pierre and his Broken Accordions, una banda mixta formada por internos blancos y negros que habían tocado con Professor Longhair y Doctor John. El tema se incluía en una recopilación editada por el sello Guimbarda en España en los años setenta.
7.- La Pistola y el Corazón
Jack no puede estar encerrado y huye de la cárcel a través de los pantanos en una noche de sofocante calor. Sus compañeros de fuga mueren acribillados por los policías que les persiguen o devorados por los caimanes, excitados por el olor de la sangre. Sólo Griffin se salva y, tras unos cuantos días de rocambolesca persecución dirigida por el sheriff LeFreak (¿quién si no?), burla el cerco policial y consigue llegar a San Antonio, Texas. Su próximo e imperioso objetivo es seguir despistando a su celoso acreedor y lo hace sumergiéndose de lleno en su traidor afán outsider. Se deja crecer el bigote, se mete en la música de los inmigrantes ilegales hasta la médula y adopta el idioma, los modos y maneras de sus nuevos conciudadanos. Las mujeres -y, por lo tanto, los celos- consumen a J.G., las pistolas cuelgan de su cinturón, la tequila corre a raudales: ¿hay combinación más explosiva? Entra a formar parte de Perfecto Mundo y su Mariachi como guitarrista y cantante. La influencia de Griffin en la música de los chicanos hace acuñar el término tex-mex, mezcla de blues-rock y rancheras que haría furor en los hispanos de todos los Estados Unidos. Bajo sus propias pistolas (1961) es composición suya y parece reflejar la pasión irrefrenable por las armas de fuego que Griffin sintió en esa época.
8.- Carreteras, Motos y Vámonos al Oeste
Nuestro hombre adquiere un verdadero arsenal, con rifles de mira telescópica incluidos y se le ve pasear por Dallas en 1962. ¿Tuvo algo que ver este hecho con el asesinato de JFK? ¿Estaba el viejo Nick apostado en otra ventana de Elm Street? Algo fue, en todo caso, lo que le hizo fijar a Jack Griffin la mirada en la Costa Oeste, la eterna Tierra Prometida, y los nuevos movimientos que allí surgían. Se instala en Lancaster (California) y entra en contacto con una cultura que le resulta ridícula pero lo suficientemente estimulante: los Hell Angels y el culto al tatuaje y la Harley Davidson.. Griffin forma su propia banda, Total Disaster, tras un accidente de moto en el que parece reconocerse la mano oculta de Nick LeFreak de nuevo. En el grupo militan Adolfo "Fito" de la Parra y Al "Blind Owl" Wilson, ambos más tarde miembros de Canned Heat. La nostalgia que sentía por Texas en sus primeros tiempos californianos le hace escribir y grabar en 1966 Take me to my Lone Star Country ("Llevadme a mi Texas natal"), triste e irónico al mismo tiempo, que influenció a toda una generación de bluesmen blancos e inspiró la película "Easy Rider".
9.-Las Puertas de la Percepción
Una extraña sensación invadió a Griffin en la California de finales de los sesenta: el blues, tal y como se conocía hasta entonces, había llegado a la perfección y, por lo tanto, había agotado los caminos tradicionales. Una necesidad de huida -física, psíquica y musical- le lleva a consumir LSD y todo cuanto psicotrópico se le ponga delante. Las películas de Walt Disney le aterran y manadas de pterodáctilos amenazadores sobrevuelan la caravana en la que vive con una comunidad de alucinados, extravagantes y desquiciados freakies. Lee a Artaud y su cerebro empieza a tantear el tenebroso terreno de las tinieblas diurnas. Por primera y única vez en su vida de relaciona con músicos ingleses, aunque sólo es por carta. Syd Barrett, alma mater de Pink Floyd, le escribe desde su propio abismo esquizoide y le hace saber que, en los dominios de lo inexplicable, todos los hombres están solos y que, mire usted por donde, la vida es más rara que Dios. El encuentro con almas gemelas del calibre de Don Van Vliet (más conocido como Captain Beefheart) y Frank Zappa produce un resultado asombroso en el que textos lisérgicos se funden con sonidos de auténtica vanguardia. Bajo el nombre de Sargent Fishliver compone en 1970 The little dwarf and the three Snownuts ("El Enanito y las tres Blancanueces") para Luigi and the Wise Guys (banda de tarados donde los haya) que se incluye en su álbum más conocido: Under a Hoodoo Mask.
10.-Orgullo Negro, Liberación Sexual y Nueva York
Se desvanece el sueño hippy y el flower-power se aletarga entre el humo de un narguile mareante. Todo esto resulta tan imperdonable para Nick LeFreak que, para rematar la jugada, nuestro malo particular intenta a la desesperada dejar claras sus intenciones dando muerte a Janis Joplin, Jim Morrison y Jimi Hendrix: todos esos nombres empiezan por "J" y el de Jack Griffin también. Captado el mensaje, y con un ansia brutal y compulsiva de renovación, nuestro protagonista emprende un nuevo viaje/huida, esta vez hacia el este. Objetivo: Nueva York. En la Gran Manzana empieza un resurgir de la música negra a la sombra de los nuevos movimientos de liberación afro-americanos. El black power (y, en su nombre los Panteras Negras) pretende vengarse de tantos años de Klu Klux Klan y segregaciones crueles. El grito de James Brown ("Dilo alto: soy negro y estoy orgulloso de ello") es el pistoletazo de salida de una revolución social, sexual y musical que, ¡ay!, tampoco esta vez será televisada. Griffin, después de tanto tiempo integrado en la cultura blanca, acepta la nueva llamada de la sangre y se instala en Nueva York, hábilmente camuflado para burlar a LeFreak, entre los nuevos músicos de funk, herederos de James Brown y de Sly and the Family Stone. Son los primeros balbuceos de una nueva era de grafittis, zapatillas deportivas, orgullo negro y poderosísimas bases rítmicas, en la que el blues tradicional era el equivalente a la actitud sumisa del Tío Tom, lo que la juventud negra deploraba. Griffin es un blasfemo para Dios en su actitud vital y sus letras; y también lo es para el Diablo en su traición para con la música (el blues) que tanto trabajo le había costado implantar. Griffin y sus nuevos amigos, agrupados en apabullantes bandas, ponen los cimientos de lo que más tarde sería el rap y todo el desarrollo de la música negra en los ochenta. No tits, no love ("Ni sí ni no") está grabado en 1975 y en un estudio del Bronx bajo el nombre de Green Express.
11.-El Crack, el SIDA y la Silla Eléctrica
LeFreak está más resentido y cabreado que nunca e intenta utilizar la táctica de Herodes (matar a todos para matar a uno) para acabar con su díscolo socio. Introduce el crack y el SIDA en la comunidad negra pero, como en el bíblico caso, falla estrepitosamente. Jack no pica pero a su alrededor se libra la batalla final de una terrible Guerra fría entre el Bien y el Mal. Sólo le queda al viejo Nick una opción para conseguir su objetivo: dejarse matar. La única forma de conseguirlo es poniendo a los pies de Griffin a la más hermosa de las mujeres y seduciéndola después. J.G. se enamora perdidamente y observa cómo el más preciado bien que ha pasado por su vida acaba entre los brazos de su pegajoso enemigo. Consciente de la trampa sin embargo, nuestro héroe decide que ya está bien, que se acabaron las contemplaciones y que está cansado de este siglo XX cambalache, problemático y febril. Con la frialdad del suicida, decide acabar con su insoportable patrón de un tiro entre las cejas, sabiendo que eso le llevará a la silla eléctrica. Lo hace y es detenido y condenado. Pero Griffin tiene tiempo antes de ir al talego de introducir un nuevo concepto en su particular cruzada contra el aburrimiento. La versión original de Kill the bad guy and get the girl ("Mata al malo y pilla a la chica") aparece en 1988 bajo el nombre de Neutron Smith y el sampler (un insulto, mayor si cabe, para LeFreak que la guitarra eléctrica) echa humo entre los surcos del disco. ¿Es el hip-hop la última de las opciones del blues para sobrevivirse a sí mismo?
12.-Revelación y Muerte
En el corredor de la muerte (sin apelaciones: Griffin quiere morir como Gary Gilmore) hay un mapa de los EEUU que nuestro héroe repasa mentalmente cada día. La noche anterior a su ejecución descifra por fin su significado. Su vida ha sido un itinerario perpetrado con premeditación, alevosía y nocturnidad. Su recorrido a lo largo del Mississippi es una línea vertical y su viaje desde el oeste (California) hacia el este (Nueva York) es una línea horizontal. El dibujo de su vida es, pues, una cruz. Tremenda ironía: él, que tan libre ha vivido, ¿ha sido, acaso, un simple peón en medio de una absurda apuesta entre el Bien y el Mal?. Antes de ser ejecutado, Griffin deja escrita su última canción a un compañero de celda, músico también y que curiosamente se llama Griff Jackson y que en la vida cuvil se dedica al rentable oficio de predicador. En 1999 y al salir de la cárcel, Jackson graba en Harlem God's got a plan ("Dios tiene un plan") con un grupo de gospel. Cuando camina hacia la Vieja Chispita (Old Sparky), la silla eléctrica que va a dar cuenta de su aún joven pero maltratado cuerpo, J.G. (ajeno a la pompa y la circunstancia que le rodea) reconoce en el sacerdote, que a su lado balbucea unos irreconocibles salmos, al viejo Nick. El amigo Griffin no es un iluso, sabía que no se podía matar al Diablo, y sonríe mientras unos funcionarios ajustan las correas que le atan a la silla. Curioso: la silla no se parece en nada a la cruz (un sistema de ejecución anterior a la electricidad) que el padre LeFreak enarbola triunfante ante él y que a Jack le parece ahora un sarcasmo. Segundos antes de que el chispazo final deje a oscuras la prisión, su viejo enemigo se agacha y le murmura al oído, para que nadie se entere, un mensaje final que Griffin escucha impávido: -Me has traicionado a mí y por lo tanto has traicionado al mundo. Yo me he dejado matar (como un judío analfabeto hizo hace dos mil años) para que tú ahora mueras y todo siga como hasta ahora, conmigo pero sin ti. Te desvanecerás en la nada y Dios seguirá ajeno a los sufrimientos de los de tu raza, o sea, de los que no tenéis raza ni condición ni maldita la gracia. Sea tu última voluntad tu última canción y déjanos entrar en paz en este nuevo milenio de horror que estoy preparando y que tú has intentado por todos los medios adaptar a tus ideas. Arde y sangra, pues. He dicho.
Sala Colegio Mayor San Juan Evangelista, Madrid
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