En la lotería por pillar enfermedades más o menos chungas participamos tod@s. En un sorteo reciente, la suerte dio en caer sobre el que suscribe, ese cantante con gafas, con sombrero y, algo más recientemente, con barba, que hace sus gorgoritos en SINIESTRO TOTAL, vuestro grupo favorito.

Pero, eso sí, ha resultado ser una enfermedad de rancio abolengo e impecable pedigrí en la Historia del Rock: ¡una puta NEUMONÍA!

Sin ánimo de dar el coñazo con situaciones clínicas y demás, sólo diremos que la neumonía atizó duro de entrada, pero ahora está bajo control sin mayor historia que el reposo obligatorio que conlleva la contienda hasta la total aniquilación del enemigo microscópico.

Y esto último es lo que sí nos importa en la medida que afecta a planes inmediatos, véanse los conciertos en La Iguana de Vigo y el Playa Club de Coruña programados para el 27 y el 30 de diciembre.

Hemos esperado un tiempo prudencial para tomar una decisión en función de cómo evolucionara la cosa y la hora es llegada.

La recuperación va bien, pero no hay manera de garantizar la plena forma (ni el alta médica) en un plazo tan breve. Y si no podemos garantizar esa plena forma, lo mejor y más coherente es suspender los conciertos, hermanas y hermanos. Esperar a una suspensión de última hora -o arriesgarnos a dejar un concierto a medias por falta de fuelle en el cantante, que también puede pasar- es una tontería y una falta de respeto para toda esa maravillosa y fiel audiencia que tanto nos quiere y a quien tanto debemos; esto es, todas y todos ustedes.

Con gran dolor de corazón por nuestra parte (y especialmente por parte del que suscribe) pero aquí queda anunciada la mala nueva. La parte técnica en lo que respecta a devoluciones y demás (no, no nos vamos a quedar con la pasta adelantada, malpensados) quedará perfectamente explicada en esta página y en donde haga falta. La parte que le corresponde a un servidor es esta comunicación pública que sólo pretende despejar dudas y evitar malentendidos.

Y más nada, folks. Ya estaba previsto cerrar el chiringuito durante los tres primeros meses de 2018: aprovecharemos para recuperar el óptimo estado de estos pulmones. Tan sólo me queda, pues, desear que este 2018 que se avecina sea próspero como ninguno (¡y como Merimée!) y que, a poder ser, nos dé la alegría de ver caer a algún gobierno que otro, que ya nos vamos aburriendo.

¡Salud!
(Que es lo que importa: lo digo con conocimiento de causa.)

Firmado: Julián Hernández
En algún lugar de Galicia, diciembre de 2017.