“El próximo lunes 28 de mayo, a las 12.20 horas, comparece el cantante y autor Javier Krahe en el Juzgado nº 8 de lo Penal de Madrid acusado de ofensa a los sentimientos religiosos por un cortometraje en súper-8 realizado en 1977 por Enrique Seseña y el mismo Krahe. La película en cuestión se titulaba Diez comentarios. Uno de los episodios, “Sobre la Cristofagia”, es un chiste en el que se propone una receta de cocina, ya que los católicos según su propia doctrina se comen el cuerpo de Cristo crudo. El experimento no trascendió el ámbito doméstico en su momento pero el fragmento se incluyó en un documental-homenaje de Joaquín Trincado y Ana Murugarren sobre el autor (Esta no es la vida privada de Javier Krahe) sin que este lo supiera. La fatalidad hizo que en una entrevista en el programa “Lo + Plus” allá por 2004 se pusieran de fondo esas imágenes. A partir de ese momento comienza un acoso judicial por parte de asociaciones católicas ultraconservadoras. Las denuncias contra Krahe y la directora a la sazón del programa, Montserrat Fernández, son desestimadas en varias ocasiones por varios juzgados, pero ahora un magistrado de la Audiencia de Madrid considera pertinente que esta misma instancia se ocupe del caso aunque en ningún momento haya habido acusación fiscal.”
Consideramos especialmente peligroso que este proceso prospere. El trabajo de Javier Krahe es una referencia para las letras de Siniestro Total y este juicio puede suponer el principio de una caza de brujas que afecte directamente a la libertad de creación. Todos podemos sufrir las consecuencias, tanto lo creadores (¡odiamos la palabreja pero no hay otra!) como los consumidores de música, cine, cómics, literatura o lo que sea. Puede parecer cursi decir que necesitamos que el maestro no se sienta solo, pero en realidad es un gesto interesado: no podemos permitirnos el lujo de que Javier Krahe sea el primero en caer. Si dejamos que esto pase sin quejarnos, todos iremos detrás de él.
Si bien todo es Política en esta vida, no queremos entrar en cuestiones sobre una situación política concreta ni sobre siglas de partidos concretos. La involución en lo que respecta a la libertad de expresión es global y trasciende este caso particular, pero cada vez que nos callemos estaremos otorgando una nueva oportunidad a las fuerzas de la oscuridad para volver a campar por sus respetos. Por ello, desde aquí os pedimos que difundáis el “caso Krahe”, ya sea tuiteándolo, escribiéndolo en Facebook, mandando palomas mensajeras o comentando la jugada en el bar, la oficina o el aula (o sea: en todas partes). Cuanto más ensordecedor sea el ruido que metamos, más posibilidades tenemos de que esta sociedad no se convierta en un estercolero de ostracismos y silencios autodestructivos.
Queda dicho.
Firmado: Siniestro Total, en algún lugar de Galicia, mayo de 2012.
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